viernes, 29 de agosto de 2014

Proyecto Grimm


Reproducción de las respuestas a la pregunta.
¿Por qué no se usan las tecnologías de la información y la comunicación en las aulas?

Jordi Llabrés

Algunos especialistas en la aplicación de las TIC en las aulas responden a una difícil pregunta. Los motivos pueden ser muchos pero al final es una cuestión de motivación. Aunque ya hace algunos años que la falta de recursos materiales en los centros educativos no parece ser el problema, la integración de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el currículo sigue siendo una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo.


La pregunta que titula estas líneas quizá debería hacerse a los maestros que no usan las TIC en el aula pero, probablemente, sus respuestas no nos ayudarían a cambiar la situación. Por el contrario, si la pregunta se hace a especialistas en la aplicación de las TIC en la educación, las respuestas son del estilo de las que se resumen en este breve artículo.
La pregunta se formuló inicialmente en la sala Grimm del chat de los jueves. Se repitió en la lista del proyecto y, durante un fin de semana, ocho maestros hartos ?que no cansados? de integrar las TIC en su forma de enseñar y en la forma de aprender de sus alumnos escribieron cerca de 30 mensajes.

Si se cree que las TIC están al margen del currículo, lógicamente se tiene la impresión de que su uso quita tiempo. “Esto no es currículo”, “¿cómo lo valoro?”, “¿qué tiempo me queda para dar la asignatura?”. Normalmente los maestros piensan que enseñar usando las TIC significa “añadir” y no “sustituir”. Piensan que además de hacer todo lo que “deben” hacer para seguir el currículo, se les propone hacer otras cosas usando las TIC. Si ahora ya no pueden ¿cómo van a hacer más cosas?

Integrar las TIC en el currículo, lógicamente requiere, al menos en un primer momento, una inversión en tiempo y ganas, pero no se trata de “añadir” si no de hacer las cosas de otra forma, mucho más efectiva, y que produce un aprendizaje “más significativo”.
Para usar las TIC en las aulas se necesita cierta formación. ¿Más formación que para utilizar otras herramientas educativas como los libros o las pizarras? Pero todo depende de la plataforma y de las aplicaciones que se quieran utilizar. Se bombardea a los maestros con cursos de OpenOffice, Guadalinex, y como mucho, JClic. Nadie parece saber exactamente qué hacer con lo que se aprende en esos cursos. Se aprende cómo funciona el OpenOffice pero no cómo usarlo. No se tienen ideas claras de lo que se puede hacer con TIC en el aula. ¿Cómo se traslada lo que se aprende en el típico cursillo de internet o de ofimática a actividades de aula integradas dentro de una programación?
En las presentaciones Grimm se plantean actividades divertidas y útiles. Les gustan a todos pero, erróneamente, todos piensan que son muy difíciles de poner en marcha. Es lógico si trabajan con Windows o Linux. Es muy importante escoger una buena herramienta para hacer lo que hace falta hacer.

La potencia y versatilidad de las TIC también pueden convertirse en un problema. Si se sigue un paradigma de TIC “incrustadas” y no “integradas” se puede llegar a pensar que se pueden hacer muchas cosas con las TIC, pero que requieren un largo proceso de aprendizaje previo, por parte del profesor/a y del alumno/a. Ello asusta, crea inseguridad, pues no se sabe a ciencia cierta, si se alcanzará el objetivo.
Miedo de las instituciones a que los alumnos rompan las máquinas y a que los profesores inventen demasiado.

Miedo de los maestros a “salirse del currículo”, a salirse de los programas oficiales, “miedo a la libertad”. Para algunos, educar no es preparar a una persona para una vida en la que todo cambia constantemente. Para ellos resulta inconcebible no seguir lo que marcan los libros de texto y las únicas TIC que usarán serán las propuestas por las editoriales en los CDs que acompañan a algunos de esos libros.

 Parece que los únicos que no tienen miedo a las TIC son los alumnos.

Los responsables políticos parecen darle mucha importancia a las TIC, y se las ha dotado de medios y dinero pero nadie parece tener claro qué hacer con ellas. Peor aún, algunos creen que fomentar el uso de las TIC en las escuelas es llenarlas de máquinas y que los niños poco a poco machaquen las teclas con fichas electrónicas prefabricadas para que sean buenos “usuarios” de la máquina y no se les ocurra inventar o tocar nada del ordenador, no sea que lo rompan o inventen virus … o que hagan cosas peores como aprender a expresarse con la imagen en movimiento.

Pero al final, las TIC no se usan en las aulas por falta de motivación de los maestros. Algunos tienen la sensación de no saber y de no ser capaces de aprender nunca. Otros viven el tema de las TIC como una imposición. ¿Por qué perder tiempo con las TIC si con la pizarra y los libros se ha aprendido todo hasta ahora? La escuela está cada vez más presionada por el currículo global y la sociedad. No hay espacios de reflexión.
Aunque todos los obstáculos enumerados hasta ahora han sido superados por algunos maestros motivados. Algunos maestros que han afrontado el tema de las TIC con una mentalidad y una actitud diferente. Son los maestros del Proyecto Grimm que cuando se les pregunta por las TIC responden ¿disfruta el profesor y los alumnos de lo que hacen?

NOTA: los autores de este artículo son en realidad Jordi, Román, Fran, Mariona, Ricard, Lola, Mª Teresa y Ramón.

Proyecto Grimm.net.

Finalmente, queremos destacar las Cinco ideas clave para la innovación educativa, de Fran Iglesias, que recogen perfectamente el ideario del Proyecto Grimm.

1. Deja de enseñar
En lugar de preguntarte “¿qué voy a enseñar hoy?”, pregúntate: “¿qué vamos a aprender hoy?”.
El matiz tiene su importancia. No se trata de que dejes de transmitir conocimientos a tu alumnado, sino que esta transmisión tenga sentido dentro del contexto de su proceso de aprendizaje. Por supuesto, necesitan que les proveas de herramientas intelectuales y prácticas para obtener, seleccionar, organizar y producir información.

2. Desafía a tu alumnado
Cuanto menos pidas a tus alumnos y alumnas, menos te darán. Demasiadas veces, su falta de interés, el poco esfuerzo que despliegan o la escasa motivación mostrada está relacionada con un trabajo demasiado poco interesante, excesivamente alejado de su experiencia personal o tan trivial que no merece la pena. ¡Por supuesto que no les interesa!
Se hace necesario abordar temas que les provoquen un interés genuino, que afecten a su (nuestra) vida. ¿Por qué no investigar de qué estamos hablando cuando hablamos de “la crisis”, cómo les afecta a ellos y a sus familias o a sus vecinos, qué pueden hacer al respecto y tantas otras cosas?

3. Haz que tu aula sea el mundo
En relación con lo anterior, muchas veces reducimos el aula al contenido del libro de texto. Abrir el aula al mundo no es una expresión retórica: se trata partir de los hechos y acontecimientos de la vida real, para comprenderlos, integrarlos en nuestra experiencia, entender cómo nos afectan y poder tomar una postura o emprender una acción al respecto.
Tienes prensa, televisión, radio e Internet a mano, ¿a qué esperas?

4. Dale voz a tu alumnado
Literalmente: que hablen. De lo que han aprendido, de lo que están haciendo, de lo que viven, de lo que ven, de los temas que les interesen. Canaliza esta actividad expresiva y edúcala para que hagan presentaciones breves, graben podcast, escriban blogs, creen revistas…
Este es el proceso que les ayuda a reestructurar y asimilar lo que han aprendido. Es uno de los pilares de esta propuesta.

5-. Evita la “comida rápida”
Los restaurantes de comida rápida se caracterizan por la estandarización de todos los aspectos de su funcionamiento, incluyendo el trato al cliente y el tipo de productos que se le proporcionan. La estandarización reduce costes, hace que el negocio funcione de forma eficiente y que el lugar y la experiencia del cliente sean reconocibles por éste. La comida de estos lugares puede ser sabrosa y fácil de comer (ver la propuesta 2), pero, ¿alimenta bien? ¿Nos deja satisfechos?
¿Es ese el tipo de eficiencia que quieres para la educación? Al igual que una buena comida, el aprendizaje requiere una cuidadosa selección de ingredientes, una elaboración adecuada con una buena dosis de cariño, una presentación apetitosa y el tiempo para degustarla en buena compañía, sin olvidar la conversación de sobremesa.

Que es el proyecto Grimm
Durante muchos años, los niños de todo el mundo adquirieron gran parte de sus conocimientos mediante los cuentos que les eran transmitidos oralmente.
Los hermanos Grimm colaboraron de forma relevante en la traducción de esta información oral al soporte papel.
El proyecto Grimm pretende introducir un nuevo cambio en las aulas: del papel al multimedia.
Siguen otros párrafos.
Proyecto Grimm www.proyectogrimm.org
csl.

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